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El emprendimiento es emocionante. También es aterrador.
El miedo es un compañero inevitable para los empresarios, y aparece en diferentes formas: oportunidades perdidas, vergüenza y fracaso. Es algo con lo que me he encontrado cara a cara y he tenido que trabajar con mi cofundador en nuestros 19 años juntos, creciendo Wistia.
Como humanos, estamos condicionados a temer cosas que nos hacen sentir incómodos. Este miedo puede ser tu peor enemigo y detenerte en el mundo de las startups. Puede hacer que se congele, evitar que avance o incluso evitar que intente algo en primer lugar.
Pero aquí está el secreto: enfrentar y lidiar con esos miedos de frente es crucial para progresar en los negocios. Si no te estás presionando y fallar en el camino, tú y la empresa no crecerán.
Algunas de mis lecciones más valiosas provienen de las veces que fallé. Entonces, si está leyendo esto y ha estado dejando que el miedo se interponga en su camino, esta es su señal de apoyarse en él.
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Abrazando tu miedo como emprendedor
Los fundadores más exitosos no son solo buenos para manejar el miedo. Saben cómo usarlo como energía para impulsarse a sí mismos y a sus negocios. Esto requiere trabajo y tiempo.
Todavía estoy descubriendo cómo convertir el miedo en algo positivo, pero aquí hay algunas lecciones que he aprendido al abrazar mis miedos:
No te detengas en tu miedo.
Cuanto más tiempo dejes que el miedo se tope en tu mente, más poder tendrá sobre ti.
Cuando me enfrento al miedo, prefiero abordarlo de frente y lo antes posible. Primero, me concentro en lo que puedo controlar en la situación. Si no hay nada que pueda hacer, sigo adelante y cambio mi energía a lo que puedo influir.
Al acortar el tiempo, el miedo tiene que meterme con mi cabeza, evito pensar demasiado y adivinarme. La acción es el antídoto para pensar demasiado. Cuanto antes se enfrente a su miedo, menos tiempo lo dará para arruinar su día, o su semana.
Abordar el miedo como indicador en lugar de un inhibidor.
Aprendí a tratar el miedo como una señal, no un bloqueador.
Cuando el miedo aparece en mi trabajo, lo tomo como una señal de que necesito prestar atención y profundizar en lo que esté desencadenando mi reacción.
A menudo, el miedo me dice que algo importante se está desarrollando. Podría indicar que estoy a punto de correr un gran riesgo o pisar territorio desconocido. Y ahí es exactamente donde ocurre el crecimiento.
Por lo general, si enfrento de manera proactiva ese miedo, puedo usarlo para resolver un problema o abordar un problema más rápido. Al hacerlo, puedo convertir ese miedo en algo útil que me ayuda a crecer.
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No dejes que el “efecto de foco de atención” se meta contigo.
Aquí está la verdad: muchos empresarios quedan atrapados en el “efecto de atención”.
Esto es cuando creemos que todos están mirando y juzgando todo lo que hacemos. La realidad es que la mayoría de las personas no le prestan tanta atención como piensas.
Especialmente cuando estás en las primeras etapas de tu negocio, recuerda que tienes mucha más libertad de la que piensas. La gente no espera que seas perfecto. Esperan que aprendas, te adaptas y sigas intentándolo.
Deja de preocuparte por cada pequeño error o falla. Siempre somos nuestro propio crítico más duro. Entonces, especialmente en los primeros días de su empresa, date la libertad de experimentar y fallar.
Podría ser el primer paso hacia algo asombroso.
Distinguir entre miedo y emoción.
Nuestros cuerpos reaccionan al miedo y la emoción de manera similar, lo que puede ser muy confuso. A menudo encontrarás esto en situaciones en las que estás emocionalmente invertido.
Si bien el miedo puede paralizar, la emoción y una oleada de adrenalina pueden llevarlo hacia adelante. Un ejemplo perfecto es ese sentimiento demasiado familiar antes de una presentación. Estás preparado. Estás bombeado. Estás emocionado de comenzar. Luego, tus palmas comienzan a sudar y tu corazón comienza a acelerarse.
Esto me pasó una vez durante una gran charla, y me fui sintiendo que era un desastre. Mis nervios se hicieron cargo y pensé que la audiencia se había sintonizado. Pero cuando llegaron los comentarios, me sorprendió escuchar elogios.
Lo que había percibido como una respuesta al miedo fue en realidad la emoción. Era la forma de señalar que me importaba profundamente el tema y quería hacer lo mejor que pueda.
En el calor del momento, el miedo y la emoción pueden sentir lo mismo. Pero una vez que aprendí a distinguirlos, todo cambió. Cuando siento esa adrenalina, me pregunto: “¿Es este miedo o estoy realmente emocionado por las posibilidades?” Reconocer esa diferencia puede ayudarlo a abordar los desafíos con una sensación de curiosidad en lugar de dudarlo.
La clave es separar estas emociones. Dar cuenta de que lo que sientes es más sobre la emoción y la pasión en lugar del miedo puede ayudar a aclarar tu mente y conducir a mejores decisiones.
Cuanto más se entrene para identificar el miedo frente a la emoción, mejor será para reconocer las oportunidades de crecimiento.
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Apóyate al miedo, es tu arma secreta
La conclusión es que el miedo siempre estará ahí.
Es un compañero constante. Continuará apareciendo en su vida y en el trabajo. Cómo lo manejas hace toda la diferencia.
El objetivo no es eliminar el miedo, es aprender a manejarlo. ¿Dejas que te controle? ¿O lo usa para alimentar su crecimiento e impulsar su negocio?
Abrazalo. Úselo como combustible para empujarlo hacia adelante. No dejes que ese miedo te detenga: inclúyate en él, toma medidas y sigue moviéndote.
Así es como creces, cómo ganas y cómo te conviertes en el emprendedor que debías ser.