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Los líderes tienden a tener la ilusión de que su valor y valor solo se definen por su éxito, el control que ejercen sobre los demás y los títulos que adquieren. Pero no consideran que estos archivos adjuntos puedan obstaculizar su éxito como líderes. En este mundo en constante cambio, el control rígido no define el verdadero liderazgo; Más bien, el coraje de dejar ir, improvisar y aceptar que la realidad puede formar un verdadero liderazgo. Descubra cómo alejarse de estas ilusiones no solo puede mejorar su estilo de liderazgo sino también el desarrollo y el bienestar de su equipo.
La ilusión de control
Los líderes a menudo se aferran a la ilusión del control, piensan que pueden controlar los resultados, garantizar el éxito y evitar el fracaso con solo su propia resolución. Este tipo de pensamiento resulta en una microgestión excesiva y una constricción de la creatividad de los miembros del equipo. La verdadera libertad y, de hecho, un gran liderazgo proviene de reconocer que la vida es dinámica y cambia en lugar de tratar de controlar cada parte de una organización. Un líder que comprenda que el control es temporal será menos probable que experimente ansiedad y más receptivo al cambio, la innovación y la creatividad.
Tome un CEO, por ejemplo, que le resulta difícil asignar trabajo porque se preocupan por perder el control sobre el estándar del producto final. Una atmósfera en la que los trabajadores se sienten subestimados o limitados pueden resultar de este apego a la aparición de control. Pero cuando el CEO reconoce que no pueden gestionar cada detalle, pueden cambiar su enfoque de intentar controlar cada resultado a dejar que su personal asume la responsabilidad, lo que no solo alivia el estrés del líder sino que también promueve un entorno de responsabilidad y confianza.
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Relación con el éxito
La autoidentificación con logros externos es otra ilusión que causa dolor. Muchos líderes tienen la sensación de valor de sus logros, títulos u admiración de otras personas. Por otro lado, el éxito es temporal. Cuando los líderes vinculan su identidad, se exponen a la decepción cuando las cosas salen mal o cuando hay contratiempos inevitables.
Considere a un gerente de proyecto que sea querido por su organización y ha encabezado varios proyectos exitosos. Cualquier falla posterior podría conducir a una crisis de confianza si el sentido de autoestima de esta persona se basa solo en estos logros. Por otro lado, las personas pueden mantenerse enfocadas y fuertes cuando se enfrentan a dificultades si adoptan una mentalidad separada, dándose cuenta de que tanto el éxito como el fracaso son estados transitorios. Este desapego no es un signo de apatía, sino de liberación de la presión incesante para justificarse.
Dejar ir a crecer y desarrollar
El crecimiento también ocurre cuando los líderes están preparados para renunciar a las posiciones y títulos en los que se mantienen. Un líder puede ser tan enamorado de su título, por ejemplo, “fundador” o director “, que pierden de vista el panorama general. Podrían rechazar cambios que podrían ser ventajosos para la empresa, percibir las críticas como un desafío para su autoridad o Siéntete intimidado por las ideas de los subordinados.
El liderazgo efectivo, entonces, no se trata de aferrarse firmemente a un rol o imagen, sino de ser adaptable y abierto a la transformación. Por ejemplo, cuando un ejecutivo senior queda en segundo plano y permite que los líderes junior se hagan cargo de proyectos particulares, pueden ver nuevos puntos de vista y métodos que podrían haberse perdido. Al final, dejar de lado la necesidad de estar a la vanguardia puede aumentar la influencia del líder y ampliar su perspectiva sobre las posibilidades de la organización.
Aceptación de la realidad
Una lucha continua con la verdad es el resultado inevitable de aferrarse a los delirios. Este dolor con frecuencia se muestra como agotamiento, estrés o desilusión en el contexto del liderazgo. Los líderes que comprenden esto pueden comenzar a conectarse con la realidad al admitir que las cosas no siempre resultan según lo planeado, que las personas a veces fallarán y que no todos los objetivos se realizarán. La aceptación, por otro lado, no significa inactividad; Más bien, significa vivir en el presente y hacer frente a la realidad en lugar de las ilusiones.
Por ejemplo, un líder de equipo que tiene un fuerte compromiso con un enfoque particular podría persistir en promoverlo a pesar de las indicaciones de que no es efectivo. No perciben la necesidad de cambiar el curso porque están muy interesados en el éxito del plan. Un líder que acepta la realidad, por otro lado, reconocería las circunstancias, ajustaría y buscaría enfoques nuevos sin sentirse personalmente devaluado por el cambio de dirección.
Acciones factibles para líderes
- Autoobservación: Participar constantemente en el hábito de monitorear objetivamente sus sentimientos, pensamientos y comportamientos. Esto ayuda a reconocer cualquier ilusiones o accesorios que pueda tener.
- Adoptar flexibilidad: Tenga en cuenta que los títulos y responsabilidades son instrumentos para el servicio, no las identidades. Permítete ser más flexible y adaptable al cambio.
- Transición del control a la influencia: Ponga más esfuerzo para influir en los resultados que en controlarlos. Dé a su personal la libertad de decidir y aceptar la responsabilidad.
- Repensar el éxito: Ver el éxito como un proceso de desarrollo y aprendizaje en lugar de un logro definitivo. Esta forma de pensar le permitirá mantenerse abierto a nuevas oportunidades y distanciarse de objetivos estrictos.
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Conclusión
Los líderes pueden superar las restricciones y temores impuestos por sus apegos poniendo en práctica estos principios. Cuando los líderes adoptan completamente la realidad y sueltan las ilusiones, pueden tener un efecto genuino.