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5 Lecciones aprendí de la manera difícil sobre el éxito empresarial

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Las opiniones expresadas por los contribuyentes empresariales son propias.

He pasado por todo: compañías que se dispararon, compañías que se hundieron, acuerdos que parecían oro y resultaron ser arena y asociaciones que multiplicaron el valor o la mataron en silencio. Si hay una verdad brutal que he aprendido después de décadas de construcción, compra, venta y a veces enterrando a las empresas, es esta:

Las relaciones, no las ideas, el capital o incluso el tiempo, son el mejor determinante del éxito.

Es una lección que ninguna hoja de cálculo te enseñará y ningún mazo de tono transmitirá completamente. Pero es lo único que todo el fundador, el CEO, el inversor y el socio necesitan para internalizar si quieren construir algo que dure.

Permítanme explicarme a través de cinco verdades sin filtro.

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1. Las malas asociaciones son más caras que los productos malos

Se puede solucionar un mal producto. ¿Un compañero desalineado? Eso es un cáncer en el sistema.

Una vez cofundé una empresa con un potencial increíble: una economía de unidades fuertes, una gran adopción temprana e incluso algo de zumbido temprano en los medios de comunicación. Pero internamente, el equipo de liderazgo se fracturó. Un socio priorizó los ingresos a corto plazo. Otro obsesionado con la perfección del producto. Y yo, atrapado entre los dos, intenté jugar al árbitro.

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¿Adivina qué pasó?

Quemamos efectivo discutiendo. Estancamos decisiones. Moral hundida. Finalmente, la compañía murió, no por el mercado, sino porque no pudimos salir de nuestro propio camino.

Mirando hacia atrás, ahora pregunto esto antes de cada trato: ¿quiero estar en una aguja con esta persona cuando las cosas salen mal? Si la respuesta no es un infierno, sí, es un no.

2. La bancarrota es un fracaso de liderazgo, no un fracaso del mercado

Sí, los mercados cambian. Sí, las industrias cambian. Pero la mayoría de las quiebras que he visto, incluida la mía, no se debieron a la economía. Se debieron a que tomamos malas decisiones, retrasamos conversaciones duras e ignoramos las banderas rojas.

Teníamos una empresa que parecía imparable: rápido, al ras de interés de los inversores y escala rápidamente. Pero internamente, la gerencia estaba aislada. El liderazgo de ventas fue desalineado con las operaciones. Las decisiones se tomaron en función del ego en lugar de los datos. Ignoramos la tensión porque las cosas eran “lo suficientemente buenas”.

Hasta que no lo hicieran.

Cuando colapsó, era fácil apuntar con los dedos en condiciones de mercado externas. ¿Pero la verdad? Nos fallamos.

Esa experiencia cambió para siempre la forma en que construyo. Ahora, cada reunión de liderazgo comienza con la alineación. Si el liderazgo no está remando en la misma dirección, no me importa lo bueno que sea el bote, no va a ninguna parte.

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3. Los compradores no compran productos: compran gente

Cuando he salido con éxito de las empresas, hay un patrón que aparece cada vez: estábamos alineados con el comprador en valores, visión y estilo de ejecución.

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Una de nuestras mejores salidas llegó no porque tuviéramos la mejor tecnología, sino porque el equipo adquirente dijo: “Queremos trabajar con ustedes”. Sabían que teníamos relaciones sólidas en los departamentos, la alta retención de empleados y una cultura de transparencia.

Las ofertas se hacen cuando hay confianza. Período. No importa cuán bueno sea su EBITDA si el comprador no cree en su liderazgo o su gente.

Si se está preparando para salir, pregúntese: ¿compraría esta compañía si no conociera los números, pero solo conocía a las personas que lo dirigían?

Si la respuesta es no, tienes trabajo que hacer.

4. La toma de decisiones es un músculo: entrenarlo o perderlo

La mala toma de decisiones no aparece a la vez. Es una erosión lenta: cien pequeños momentos en los que diferir, retrasar o delegar las decisiones que debe tener.

Un negocio que lideré comenzó a deslizarse cuando delgacimos las opciones clave para la gestión media sin garantizar que esos gerentes estuvieran alineados con la estrategia de la empresa. Con el tiempo, la ejecución se desvió. Los lanzamientos de productos perdieron la marca. Marketing perdió el enfoque. Y no nos dimos cuenta hasta que los ingresos se estancaron.

Las empresas fuertes no solo tienen buenos líderes, sino que tienen buenos sistemas de toma de decisiones.

Ahora, en cada compañía que toco, priorizamos la higiene de decisiones. Marcos claros. Responsabilidad. Retrospectivas. No puedes externalizar el juicio. Tienes que entrenarlo.

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5. La salida no es el final, es el espejo

Cuando vende una empresa, los términos de esa salida reflejan todo lo que hizo bien, o mal.

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Grandes salidas suceden cuando:

  • Tienes fuertes procesos internos

  • Tus finanzas son herméticamente

  • Se confía en su equipo de liderazgo

  • Tu reputación te precede

Las salidas malas, o peor, las salidas fallidas, ocurren cuando:

He vivido ambos lados, y te diré: nada persigue a un emprendedor más que darse cuenta de que mataron un gran negocio al no centrarse en los fundamentos lo suficientemente temprano.

Entonces, ¿cuál es la comida para llevar? Si pudiera dar un consejo a cualquier fundador que construya una startup hoy, es esto:

Invierta en relaciones antes de invertir en características. Construya confianza antes de construir la escala. Arregle su modelo operativo interno antes de perseguir más ingresos.

El dinero sigue a la alineación. Los compradores siguen el liderazgo. Los equipos siguen a propósito. Y si lo haces bien, la próxima gran cosa podría seguirte.

He pasado por todo: compañías que se dispararon, compañías que se hundieron, acuerdos que parecían oro y resultaron ser arena y asociaciones que multiplicaron el valor o la mataron en silencio. Si hay una verdad brutal que he aprendido después de décadas de construcción, compra, venta y a veces enterrando a las empresas, es esta:

Las relaciones, no las ideas, el capital o incluso el tiempo, son el mejor determinante del éxito.

Es una lección que ninguna hoja de cálculo te enseñará y ningún mazo de tono transmitirá completamente. Pero es lo único que todo el fundador, el CEO, el inversor y el socio necesitan para internalizar si quieren construir algo que dure.

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