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Hace cinco años, golpeé el fondo de rock.
Desde el exterior, mi vida parecía un carrete destacado: escalar empresas sociales, escribir bestsellers, compartir etapas con líderes de fama mundial. Pero detrás de la cortina, estaba agotado, enojado y desconectado. Mi salud se estaba desmoronando bajo dolor crónico, niebla cerebral y una pérdida completa de propósito.
La dura verdad sobre el agotamiento es esta: puedes parecer que estás ganando mientras te estás desmoronando. Había empujado tan fuerte, durante tanto tiempo, que me vacié desde adentro. No era solo exceso de trabajo. Fue una desconexión de lo que importaba, física, mental, espiritualmente.
Ese colapso se convirtió en un punto de inflexión. Por desesperación, comencé a explorar un nuevo camino anclado en la ciencia y la autoconciencia. Lo que descubrí fue una trifecta: biohacking, medicina de longevidad y satisfacción. Juntos, restauraron mi energía y claridad.
En este artículo, me centraré en el biohacking, porque fue la puerta de entrada la que me reconectó a nivel celular y me dio la base para reconstruir.
Redescubriendo la energía
El biohacking a menudo se malinterpreta como una obsesión marginal con dispositivos y suplementos. Pero en esencia, es simple: crear las condiciones para que su cuerpo y mente funcionen en su mejor momento. Piense en ello como trabajar en la unidad de vida más pequeña, sus células y microbioma, para que puedan reparar daños, combatir enfermedades y crecimiento de combustibles.
Mi viaje comenzó con lo básico: sueño, nutrición y movimiento.
Años de negligencia me habían dejado de inflamación, lesiones persistentes y niebla cerebral. La medicina tradicional no tenía respuestas.
Todo cambió cuando conocí a Dave Asprey, el fundador del movimiento moderno de biohacking. Su filosofía era simple: cambia tu entorno, por dentro y por fuera, y puedes cambiar tu vida.
La historia de Dave reflejó la mía. A los 28 años, a pesar del éxito externo, enfrentó artritis, prediabetes, deterioro cognitivo y la bioquímica de alguien doble su edad. Decidido a revertirlo, perdió más de 100 libras, recuperó su energía y aumentó su coeficiente intelectual. Su viaje provocó la creación de la dieta a prueba de balas y la comunidad global de biohacking.
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Reconstrucción desde cero
Comencé a experimentar con prácticas que parecían demasiado simples para ser transformadoras: hojas frías, luz infrarroja, base en la naturaleza, ayuno, oxigenerapia hiperbárica y un reinicio completo de la dieta. Lentamente, mi energía regresó.
Cuando busqué tratamiento para una vieja lesión de rugby que me dejó cojeando durante años, recurrí a la medicina regenerativa: terapia con células madre e intercambios de plasma. Por primera vez en décadas, caminé sin dolor.
Pero el mayor avance no fue físico. Con energía vino claridad. Con claridad vino un propósito. Por primera vez en años, podía escuchar la voz tranquila de lo que más importaba.
Lecciones para empresarios
Entonces, ¿qué tiene esto que ver con construir una empresa? Todo.
Los empresarios se enorgullecen de superar a todos los demás. Pero el agotamiento no es una estrategia. Su cuerpo es su activo más infravalorado, y cuando lo descuida, su negocio paga el precio.
Aquí hay cinco prácticas que cambiaron mi vida, y pueden cambiar la forma en que lideras:
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Posee tus mañanas
Solía despertarme y sumergirme en el correo electrónico. Ahora protejo las primeras horas del día para mí: meditación, movimiento y exposición al frío. Estos rituales me anclan antes de que el mundo exija mi atención. -
Tratar la recuperación como combustible, no debilidad
El sueño, el tiempo de inactividad y las terapias como el oxígeno hiperbárico no son indulgencias. Son multiplicadores de rendimiento. La recuperación es lo que sostiene una alta producción. -
Alinear la biología con el propósito
La energía sin dirección acelera el agotamiento. La energía con propósito impulsa la innovación, la colaboración y la realización. -
Use el estrés como herramienta
Las llantas frías, el ayuno y el trabajo de la respiración son formas de “estrés hormético”, desafíos controlados que generan resiliencia. Cuando entrena a su cuerpo para manejar el estrés, conduce mejor bajo presión. -
Construir rituales, no resoluciones
El cambio no proviene de los hacks que intentas una vez. Viene de rituales que repites diariamente. Mis 4:15 am de despertar, sesiones de oxígeno matutino y meditación no son experimentos, son anclajes.
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De quemado a alimentado
Mirando hacia atrás, el agotamiento fue lo mejor que me ha pasado. Me obligó a enfrentar la forma insostenible en que vivía y lideraba.
Se necesitaron los tres pilares: biohacking, medicina de longevidad y satisfacción) para reconstruir mi salud. Biohacking me dio un reinicio a nivel celular. La medicina de longevidad creó un plan a largo plazo. El cumplimiento me reconectó al propósito.
Hoy lidero con presencia y energía. Me presento mejor para mi familia. Y construyo desde un lugar de alineación, no de agotamiento.
La lección es simple: cuando te restauras, no solo conduces mejor. Vives mejor.
Hace cinco años, golpeé el fondo de rock.
Desde el exterior, mi vida parecía un carrete destacado: escalar empresas sociales, escribir bestsellers, compartir etapas con líderes de fama mundial. Pero detrás de la cortina, estaba agotado, enojado y desconectado. Mi salud se estaba desmoronando bajo dolor crónico, niebla cerebral y una pérdida completa de propósito.
La dura verdad sobre el agotamiento es esta: puedes parecer que estás ganando mientras te estás desmoronando. Había empujado tan fuerte, durante tanto tiempo, que me vacié desde adentro. No era solo exceso de trabajo. Fue una desconexión de lo que importaba, física, mental, espiritualmente.
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