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A pesar de todas las conversaciones sobre estrategia, innovación y crecimiento, uno de los activos más infravalorados en el liderazgo moderno es algo engañosamente simple: la presencia.
No presencia en el escenario. No marca personal. Pero la presencia constante e intencional de un líder que sabe aparecer. Especialmente cuando es inconveniente, incómodo o incierto. En el mundo actual de la interrupción constante, el trabajo remoto, los cambios geopolíticos y el cambio cultural, la presencia se ha convertido en un diferenciador estratégico. Y sin embargo, rara vez hablamos de eso.
Como CEO de BGN, una compañía de energía global que opera en mercados complejos y volátiles, he visto de primera mano cómo la presencia de un líder tiene un impacto descomunal en los resultados comerciales. La forma en que nos presentamos a nuestros equipos, clientes y socios tiene mucho más que ver con la consistencia que la pura carisma.
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Por qué la presencia importa más que la perfección
Los líderes a menudo sienten presión para tener la respuesta correcta, el plan perfecto, la ejecución impecable. Pero en entornos de alto riesgo, las personas no buscan la perfección. Están buscando estabilidad. Quieren saber que alguien está prestando atención, tomando decisiones y mantenerse comprometidos, incluso cuando el camino a seguir no está claro.
Eso es lo que ofrece presencia: señala la confiabilidad frente al caos. Aumenta la confianza cuando la confianza es difícil de encontrar. Y ancla a los equipos a través de la incertidumbre.
En nuestra industria, la experiencia técnica puede llevarlo a la sala, pero la presencia genuina mantiene vivo el trato. Es lo que te permite ser llamado cuando las cosas salen mal sin temor a ser etiquetadas como tontas. Es lo que le da a su equipo la confianza para actuar sin dudas. Es la razón por la que las personas se quedan, especialmente en sectores muy exigentes y estresantes.
El mito del líder distante
El modelo de liderazgo de la vieja escuela glorificó la distancia. Los líderes una vez se esconderían detrás de una oficina en la esquina, una puerta cerrada, y confiarían en una cadena de mando inmoviblemente rígida para ganar respeto. Pero el mundo ha cambiado, y ese modelo ya no funciona. Se espera que los líderes de hoy sean accesibles sin ser dominantes, presentes sin microgestión y disponibles sin perder de vista la misión de la compañía en general.
Ese acto de equilibrio tiene intención. Significa ser deliberado sobre cómo y dónde pasas tu tiempo. Significa tener la disciplina para mantenerse visible cuando sería más fácil retirarse detrás de datos, paneles o delegación.
Para BGN, por ejemplo, la presencia toma la forma de aparecer físicamente en nuevos mercados en lugar de confiar en intermediarios desde la distancia. Debo estar preparado, e incluso estoy honrado, para responder preguntas difíciles en foros abiertos, incluso si no tengo todas las respuestas. Esto también significa tomarse el tiempo para conversaciones reales con clientes, trabajadores portuarios, técnicos y nuevas contrataciones. No solo con el círculo ejecutivo.
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La presencia es especialmente poderosa para las líderes femeninas
Para las mujeres en el liderazgo, la presencia a menudo se malinterpreta. Nos dicen que “hablemos más”, “ocupa espacio” y “comanden la habitación”. Pero la presencia auténtica, como hemos aprendido, se trata menos del rendimiento que de estar basado en nuestros valores, nuestras prioridades y nuestras responsabilidades.
Cuando las mujeres líderes se presentan con claridad y calma, interrumpe las expectativas de un buen sentido, especialmente en espacios en los que estamos subrepresentados. Cambia la energía y ayuda a reenfocar la atención en la misión, la visión y el impacto más amplio del trabajo de una empresa.
Y en muchos entornos, abre la puerta para que otros también lideren de manera diferente, con más empatía, más matices y más profundidad.
Cómo cultivar la presencia real
Como la mayoría de las cosas en la vida, la presencia es una práctica y un hábito refinado con el tiempo. Como cualquier práctica, requiere un esfuerzo intencional. Con el tiempo, aprendí que hay algunas formas simples de hacer esto:
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Estar disponible cuando más importa. No solo presente los buenos tiempos, presente los contratiempos.
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Escuche más tiempo de lo que hablas, especialmente cuando las tensiones son altas. La presencia se trata de hacer espacio para los demás.
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Responda, no reaccione. La gente nota cuando permanece compuesto bajo presión. Crea seguridad psicológica para ellos y el grupo más amplio.
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Ser consistente. En sus valores, su tono y su seguimiento. Los líderes impredecibles, aunque posiblemente efectivos a corto plazo, pierden confianza y confianza a largo plazo.
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Invierte tu tiempo en las personas. De ahí proviene la lealtad, la perspicacia y la innovación.
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En un mundo donde la velocidad, la velocidad y la visibilidad de perseguir los objetivos principales, la presencia puede sentirse lenta o suave en comparación. Pero no subestimes su poder. La presencia es lo que se establezca una empresa durante las transiciones. Es lo que evita que los clientes se vayan durante el conflicto. Es lo que les da a los equipos el coraje de actuar con valentía porque saben que su líder está allí con ellos.
Cuando el liderazgo se basa en presencia y sustancia, no ego, es cuando se realiza el verdadero trabajo. Si las relaciones potentes y duraderas son el motor para los negocios fuertes, entonces la presencia es el combustible.
A pesar de todas las conversaciones sobre estrategia, innovación y crecimiento, uno de los activos más infravalorados en el liderazgo moderno es algo engañosamente simple: la presencia.
No presencia en el escenario. No marca personal. Pero la presencia constante e intencional de un líder que sabe aparecer. Especialmente cuando es inconveniente, incómodo o incierto. En el mundo actual de la interrupción constante, el trabajo remoto, los cambios geopolíticos y el cambio cultural, la presencia se ha convertido en un diferenciador estratégico. Y sin embargo, rara vez hablamos de eso.
Como CEO de BGN, una compañía de energía global que opera en mercados complejos y volátiles, he visto de primera mano cómo la presencia de un líder tiene un impacto descomunal en los resultados comerciales. La forma en que nos presentamos a nuestros equipos, clientes y socios tiene mucho más que ver con la consistencia que la pura carisma.
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